El rostro del siervo de Yahvé en la Sábana santa de Turìn (a la izqda.) superpuesto (a la dcha.) con EL SUDARIO DE MANOPPELLO (al centro).
Las telas que se conservan de la muerte-resurrección de Cristo, según la Sinopsis de Blandina Paschalis Schloemer,[1] son seis:
1 Sudario o pañuelo de Oviedo.
2 Santa Cuffia di Cahors.
3 La Síndone de Turín. Tal vez la sábana limpia de Lucas 23, 53.
4 Sudario del Monasterio de Kornelimünster: hoy en la Catedral de Aquisgrán – Aachen. Notable por su tamaño y composición en bisso, como el de Manoppello, pero sin imagen alguna. Es una tela transparente, que se ha embellecido con ricos brocados en color y con la inscripción: SVDARIVM QVOD FUERAT (EN LA PARTE SUPERIOR) SUPER CAPUT EIVS JXX (EN LA PARTE INFERIOR). Literalmente, Kai to soudarion o ne epi tes kefalos auton.
5 Sudario de Manoppello.
6 Síndone Munda de Aquisgrán Aachen: en la base de todos.
Resumimos por su orden la secuencia:
El cuerpo ha sido desclavado, retirada la corona de espinas de su cabeza, luego viene el descendimiento con la ayuda de una sábana.
Lucas, Marcos, y Mateo hablan de una sábana: Lc 24, 12. Mc 15, 46: José de Arimatea… compró una sábana y lo descolgó de la cruz; lo envolvió luego en ella [José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia… Mt 27, 59] y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca… No solamente – como Juan relata – está el sepulcro vacío, también lo están los lienzos y el sudario (20, 5ss).
El sudario de Oviedo, una grande y gruesa gasa que sirvió para taponar la hemorragia, fue colocado directamente sobre la boca y la nariz de Cristo. Es la tela que recibe el primer contacto con su rostro ensangrentado, no conserva imagen ninguna.
Se hacen conjeturas de que, luego de envolver el cuerpo con los lienzos (otonia), se colocó una tela de bisso transparente a la altura de la cara, como se hacía para cubrir, el rostro de los difuntos después de muertos. Hoy veneramos dos rostros de Cristo, el de Turín (en estado cadáver) y el de Manoppello (en estado glorioso).
El cuerpo es recibido en la piedra de los embalsamientos, que está en la Basílica de la Resurrección de Jerusalén, para su limpieza, unción y amortajamiento.La limpieza del cuerpo ensangrentado de Jesús a cargo de las santas mujeres, es una operación necesaria por sencillos motivos de caridad hacia el crucificado. Como vemos en La Pasión de Mel Gibson. María recoge la sangre de su Hijo, después de los azotes recibidos en la columna.
En las prácticas fúnebres de Israel, no debe perderse nada de la sangre de un cuerpo en agonía o ya muerto, sería privarlo en parte de su futura resurrección. El cuerpo de Jesús martirizado brutalmente, aunque con las prisas por la cercana fiesta de Pascua, ha sido debidamente limpiado, como leemos en las narraciones de Pasión de algunas místicas videntes.[2]
De hecho, la Sábana santa de Turín conserva pocas muestras de sangre. En las heridas que han seguido sangrando ulteriormente se ven aún las trazas: las señales de las espinas en la parte superior de la cabeza, las del costado.
Mientras que las cicatrices provocadas por los latigazos, aparecen limpias y son visibles con toda nitidez. Eran 40 – 1 los golpes permitidos en Israel. Son ilimitados en los suplicios romanos, hasta desfigurar y envilecer completamente a los condenados.
A Cristo, que no conoció pecado, (Dios) lo hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en Él. (Cfr. 2 Cor 5, 21).
En la Sábana de Turín ha quedado milagrosamente impreso, hermoso y sereno después de los tormentos, el rostro del Servidor sufriente de Yahvé (Is 52, 13- 53, 12), las cicatrices de la pasión en todo el cuerpo, y la lanzada del costado.
Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para recuperarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recuperarla; ésa es la orden que he recibido de mi Padre. (Jn 10, 17-18).
Existen dos sudarios semejantes, ambos hilados con el mismo bisso; uno sin imagen, el de Aquisgrán – Aachen, y el sudario de Manoppello, que como hemos dicho es el último en la superficie de la mortaja, según la sinópsis de la hermana Blandina.[3] En la base de todos los lienzos, la síndone Munda de Aquisgrán Aachen.
La superposición de las dos telas, Turín-Manoppello, ha dado lugar a la siguiente pregunta: ¿Dónde se puede decir que las dos telas han estado superpuestas en la misma persona? “En el sepulcro, en el momento de la resurrección Jesús ha dejado impresa la parte frontal y dorsal del cuerpo, y su cara en el sudario, es decir el rostro santo.” (Cfr. Ibid. 36’03).
Con una decena de puntos de geométrica coincidencia, se afirma que ambas imágenes impresas pertenecen a la misma persona. En un sorprendente juego virtual, con las dos imágenes superpuestas, tenemos algo más que una fotografía, vemos a Jesucristo pasar de la muerte a la vida, vemos levantarse a Jesucristo resucitado de la muerte.
¡Y vemos que Él nos mira, nos conoce, nos ama en nuestros pecados!
La primera Pascua, el Éxodo del pueblo de Israel, fue la salida de las tinieblas (Misraim) de Egipto. La definitiva Pascua, la de Jesucristo y de la Iglesia, es la salida de la muerte (ek nekron), que nosotros vivimos por el Bautismo.
Antes de la fiesta de la Pascua, Jesús sabía que habìa llegado su hora de pasar de este mundo al Padre. Él, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Jn 13, 1)
Hemos entrado por el pecado en la muerte; ahora, sumergiéndonos por la fe en la muerte y resurrección de Cristo, salimos como hombres nuevos – por la gracia – a la Vida Eterna.
Las imágenes de Cristo en su Pasión y el arte
La aparición de origen milagroso de dos trozos de tela con el rostro de Cristo, ha llevado a un canon o modelo iconográfico, que, desde el s. VI, se conserva en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí: el icono del Pantocrátor relacionado con el Mandylion de Edesa (conocida hoy como la Sábana Santa de Turín), y la de Camulia en Capadocia, posiblemente el velo de Manoppello, que han inspirado largamente el arte flamenco del cuatrocientos. Ya en el s. IV se conocía el mismo ‘modelo clásico’ presente en los frescos que representan a Cristo, en la catacumba de los santos Pedro y Marcelino. Desde 1200, la reliquia comenzó a ser expuesta y venerada en San Pedro.
Yo estoy convencido de que muchos de sus predecesores han visto ya la misma imagen, cuando este mismo Rostro Santo todavía era llamado la ‘Verónica’ (Vera-Icona), conectándolo con la tradición legendaria y la devoción popular de una mujer piadosa del mismo nombre que enjugó el rostro de Cristo durante su camino al Calvario. Es enorme y altamente significativo que el actual Papa haya visto y contemplado largo tiempo con sus propios ojos esta imagen de Cristo, que fue venerada durante los siglos como la reliquia más importante de la cristiandad (…) El Papa estaba visiblemente emocionado y permaneció en profundo silencio ante la imagen de Cristo, como en un encuentro directo con Jesús, hecho posible por el Santo Rostro.[4]
En 2006 El Papa Benedicto XVI dijo en la Iglesia de san Miguel Arcángel y del Santo Rostro de Manoppello, al celebrarse el 500 aniversario de la llegada del Sagrado Velo con la imagen de Cristo:
Todos buscamos el rostro del Señor y éste es el sentido de mi visita a Manoppello. Juntos buscamos conocer el rostro del Señor y en él encontramos el camino de nuestra vida.[5]
El 22 de septiembre de 2006, pocos días después de su peregrinación al Santo Rostro, Benedicto XVI elevó el santuario a Basílica menor. San Pío de Pietralcina, dijo en 1963: La reliquia del velo santo de Manoppello es el milagro más grande que tiene la cristiandad. Cuidemoslo.[6]
Otros lugares teológicos de la vida de Cristo son:
La colina de la Ascensión (Jerusalem), donde se venera una roca que tiene impresa la huella del pie de Cristo.
El Santo Grial (Catedral de Valencia), Canon Romano: “tomó éste santo cáliz…”
La columna[7] donde fue brutalmente golpeado, hasta la extenuación. (Roma, Basílica de Santa Práxedes).
La Scala Santa (Roma)
Blog de Juan Ignacio Echegaray.
[1] 39’51 video en youtube de la Conferencia del P. Carmine Cucinelli, Rector de la Basílica de Manoppello (2016).
[2] La Mística Ciudad de Dios, de la Vble María de Jesús de Ágreda, & 1481. 1443. 1444. 1445. 1446. 1448; o las de María Valtorta, en El evangelio tal como me fue revelado.
[3] Según los estudios fotográficos de G. Enrie llevados a cabo en 1931, hay 10 puntos de coincidencia en la parte anterior del velo. Es lo que constata la religiosa Blandina Paschalis Schlömer, que trabajó en equipo con Andreas Resch, redentorista, el cual ha elaborado las imágenes por ordenador. www.historialago.com Gaeta, Saverio, Google: Entrada 2012. “posteriormente aplicó esta técnica al sudario de Oviedo con el mismo resultado.” www.sudariumchristi.com/uk/tomb/compare.htm: Entrada 14.8.2017.
[4] P. Pfeiffer, revista “Famiglia Cristiana” n.º 13 del 27-5-2005.
[5] Carmine Cucinelli, “La visita de Benedicto XVI al Santo Rostro de Manoppello”, 1 de septiembre de 2006.
[6] Francesco Barbesino, “Il Volto Santo di Manoppello”, Cristianità n.º 311, 2002.
[7] poemasdeunpediatra.blogspot.com/2015/05/la-santa-columna.html